NOTA 7: CECILIA AMAYA CABRERA “El vino es una industria con un perfil emocional muy fuerte”
By CLAUDIA CORIN - 6:52
Una
nueva mujer de las homenajeadas por Medios Andinos es Cecilia Amaya
Cabrera. Es Técnica Agraria y Enóloga y
pertenece a la generación de jóvenes trabajando en la industria vitivinícola
argentina.
Dedicada a la industria del vino desde hace 16 años,
de los cuales la mayoría de ellos fueron ejercidos en el extranjero (México y
Ecuador), como representante de marcas, Sommelier oficial en ferias
internacionales de vinos en Ecuador, Gerente de ventas en importadoras de vinos
y Profesora de Enología en carreras como Sommeliería y gastronomía.
Actualmente
es la Presidente de Fundación Project Mundi, dedicada a la
educación infantil y capacitación laboral para empleados de empresas.
Nos dice: “Mi vida está relacionada con
la vitivinicultura, de manera directa en una parte de ella, ya que manejo un
programa vitivinícola infantil desde hace 5 años, buscando recuperar el valor
perdido por nuestra industria, pero desde una arista muy didáctica y por ende
divertida.
Educativo y comunicacional”.
Opina lo que cuesta insertarse en
esta industria: “por eso me abrí y me cree mi propio rinconcito y mi propio
mundo laboral”.
“Creo que el vino es una industria
con un perfil emocional muy fuerte, perfil que no todo hombre tiene; quizás el
hombre aporta más la parte artística, la cual también caracteriza a la
industria vitivinícola; ya que es común ver grandes enólogas por ejemplo, con
un fuerte perfil algo bohemio, cosa no tan común en una mujer. En tanto en la
parte profesional, creo que ambos lo son por igual, siendo que muchas veces a
la mujer además le toca jugar un rol de esposa y madre, lo cual no es fácil de
sobrellevar de manera conjunta y equilibrada, comenta a Sitio Andino”.
Le preguntamos a Cecilia cómo decidió dedicarse a la
Enología y ríe al contestar: “no lo decidí, la vida me lo puso en camino y cada
vez que intenté salirme de él queriendo retomar el camino que previamente había
elegido (Abogacía), se me volvió a cruzar, así que estimo que este era mi
destino, suerte que me gusta y lo amo, sino estaría en el horno”.
“Lo mejor de mi trabajo es que vivo de lo que me gusta
y con la porción más sana de la sociedad, los niños; lo malo es que la
industria no se abra o no abra las puertas a este tipo de acciones educativas
para que los chicos puedan aprender de que trata nuestra industria madre. Es
casi mala palabra pedirle a una bodega que nos permita entrar 2 horas y media a
ver la bodega, cosechar 30 kilos de uvas y pisarla para llevarnos el mosto y
que los niños vean como el jugo se convierte en vino en la escuela días más
tarde. Comprendo que no es sencillo en términos de seguridad, pero cuándo un negocio
o trabajo carece de riesgos?. Además
llevo más de 5 años con esto y jamás he tenido un sólo niño lastimado por algo,
ya que previamente a las salidas verificamos todas las áreas de peligro para
que los niños no se acerquen a las mismas, o tomar todos los recaudos
necesarios. Digamos que me siento a veces frustrada como debió sentirse muchas
veces aquellas personas que querían abrir las bodegas al turismo, en la época
en que entrar a una bodega era como robarse el libre secreto del cheff”, nos
aporta algo desilusionada.
“Para abocarme a esta actividad, debí pelearme con
toda mi familia, quien prefería que tuviera un trabajo convencional y que me
permitiera dedicarme más a mi hija; me costó que mi hija se hiciera en muchas
oportunidades muy solita, por los tiempos que absorbe trabajar en este ámbito”,
recuerda Cecilia Cabrera.
A su parecer, el modelo que debe seguir Argentina en
vitivinicultura es Australia, porque siempre está buscando innovar en cuanto a
modos de afectar lo menos posible al ambiente (tapa a rosca, vino en botellas
de aluminio, etc).
El tiempo de trabajo en el mundo del vino,
definitivamente, no sólo es extenso en cuanto a épocas, sino a lo largo de toda
su elaboración; es una actividad altamente demandante, igual que un hijo.
“Si la uva está en la planta, sufres con cada
pronóstico del tiempo, cuando es cosecha por el tiempo que insume la misma,
luego ya en elaboración, el vino es como un hijo que puede enfermar o sufrir
algo en cualquier momento, así que eres con su padre, madre o pediatra, de
dedicación full time, aunque hayan épocas más relajadas”, nos dice.
¾ Perfil
- ¿Por qué no hay ·”derrame” entre lo que ganan las bodegas y lo que reciben
los productores?
Desconozco la situación actual para opinar; solo sé
que se ha desvalorizado enormemente el trabajo de campo, siendo que es
fundamental si consideramos que... sin buena fruta no hay enólogo mago que
mejore lo que la madre natura no da.
- ¿De qué manera incidirá el cambio climático en el vino? ¿Crees que se están
tomando las medidas necesarias para mitigar los efectos negativos?
No hay nada que pueda hacer la industria vitivinícola
como tal para mitigar los efectos, ya que el mayor problema con el cual nos vamos
a enfrentar son las temperaturas, algo que el ser humano no puede bajo
ningún punto de vista controlar, al menos no de manera directa. Sí, de pronto
podrá colaborar en que la misma no se incremente a los niveles atroces que apunta,
como así también de manera directa con el cuidado del agua mejorando los
sistemas de riego y tratamientos de aguas residuales, uso de productos más
naturales y menos químicos en los cultivos, etc., pero nada más.
- ¿Crees que la economía actual permitirá crecer en el mercado interno?
Es muy pronto para contestar, aunque creo que este
gobierno tiene una visión más empresarial y por ende quizás con mayores
herramientas de conocimiento de lo que esta y otras industrias requieren para
mantenerse y crecer.
- ¿Qué pensás de la “extranjerización” de las bodegas?
Es lógica, si vemos que hoy no es negocio ser
bodeguero, sino más bien un hobby costoso, porque si vemos la mayoría de las
bodegas mas allá de ser de capitales extranjeros, son sólo un negocio más del
montón de otros que poseen los mismos dueños o las mismas firmas.
- ¿Creés que los emprendimientos inmobiliarios pueden atentar contra la
vitivinicultura?
Definitivamente, sobre todo si no se extienden las
áreas de riego y se mejoran los sistemas de recolección de agua proveniente de
lluvias, si consideramos que vamos hacia una era de menos nevadas y mayores
lluvias.
De
copas…
Cabernet Sauvignon y el Syrah son sus varietales
preferidos.
Prefiero una copa de vino en las
noches, ya que me gusta disfrutarlo sin ningún freno (tener que seguir
trabajando o similares que requieran mucha atención), lo adoro aún más si es
una situación o entorno romántico, comenta.
No necesariamente a mayor precio
mejores vinos. Cecilia ha tenido la
oportunidad de beber vinos muy costosos como un Robert Mondavi Cabernet 1974
contra un Stags Leps Petit Syrah 2002, Torre Mas Laplana
2006 contra un Vega Sicilia (no recuerda añada) y quedarse con el Stags
Leps, o el Torres.
Le preguntamos qué no puede faltarle
a un vino y nos contesta: Mmmm… en mi gusto personal complejidad aromática y de
sabor.
Su visión del momento actual que
atraviesa la actividad vitivinícola en el país es de olvidada e incomprendida.
Por esto entendemos su apoyo desde la educación.
Los desafíos de la vitivinicultura, son a su parecer:
romper con el elitismo, el cual a su criterio acota mucho el mercado.
Conociéndote…
Luchadora, insistente y fuerte como lo es su signo de Cáncer.
Madre de una bella niña y un bebé en camino.
Formar una familia es su meta principal.
Nacida en Buenos Aires, pero se identifica con Guaymallén. Pero los que la conocemos sabemos que es del
mundo.
Libre, independiente, creativa, participativa. Busca su crecimiento siempre desde la
inclusión de sectores no vinculados directamente con la elaboración de vinos.
Dice que la mística es necesaria en el mundo del vino porque es una bebida muy particular, que a lo largo de
su existencia ha formado parte de grandes aspectos de la historia de la humanidad,
desde ser saludable en épocas donde el agua potable no existía, a ser un
símbolo aún vigente en el mundo católico (la sangre de Cristo) que le dio
status en épocas antiguas, a ser compañero de grandes batallas (triunfantes o
no), hasta ser un bien de cambio; principio o fin de grandes historias de amor;
en fin, ha sido partícipe de tantas cosas, que se presta para que haya
historias, mitos, leyendas y mil cosas encantadoras detrás de él.
Desde su experiencia (ya no tan
cercana con el mundo de las ventas), considera que se ha llegado a un
equilibrio entre habito y cultura de consumo.
Antes había mucho consumo y cero
cultura o conocimiento y hoy hay un equilibrio entre ambas, lo cual llevó a
una baja del consumo, pero con mayor criterio y conocimiento sobre el mismo.
Ella continúa educando tanto a los
niños como a los padres que conforman cada grupo que se suma a su Fundación.
No imagina Mendoza sin
vitivinicultura.
Mujer que suma su granito de arena
educando a pequeños que el mañana serán los comunicadores y artífices del
crecimiento de nuestra industria madre en Argentina.
Por todo esto fue otra de las homenajeadas en Mujeres del
Vino Argentino y brindamos por ella!! Salud!!
Equipo “Mujeres del Vino Argentino”
Claudia Corin, idea, convocatoria y edición notas.
Mariana Cordones y Ricardo Lucero, producción
Las periodistas: Cecilia Zabala y Eugenia Cano
Fotografía: Cristian Lozano
Sitio Andino: Myriam Ruiz
Medios Andinos: Mabel Cirona
Diseños: Jermindo Gutierrez
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